Los fenómenos celestes fueron los primeros que la humanidad observó y registró. Ya fuera a través de la orientación o forma de sus edificaciones, plasmados en rocas o papiros, los registros se remontan a las primeras comunidades establecidas.
Aunado al registro de las observaciones también surgió el interés de comprender los fenómenos y ciclos del cielo. Esto dio paso a las cosmovisiones de las diferentes culturas. Es decir, la manera en la que cada una de ellas veía e interpretaba el mundo, su propio origen e, incluso, su muerte.
Si bien hoy en día, estas explicaciones que los antepasados encontraron nos podrían parecer inverosímiles, es importante conocerlas. Por un lado, son parte de nuestra cultura y de la evolución del conocimiento, y por otro, el conocerlas nos permite reflexionar y argumentar acerca de las leyendas y costumbres que aún prevalecen en diferentes partes.